(creo que lo escribí la mañana del día 12, en la cama que andaba malito, escuchando radio)
Por una política extendida contra el terrorismo extendido
En Alhoceimas hemos muerto setecientos de nosotr@s y son ahora las mochilas las que nos acercan a la muerte, que sabemos sobrevuela intensamente nuestra dominación de éste, nuestro tercer planeta.
Ambas muertes hermanas visitan ésta nuestra pequeña campaña electoral. Hemos absorvido las economías de paises que nos devuelven sus riquezas acompañadas de personas, anhelos, culturas y también conflicto. La economía argentina es gestionada desde un banco vasco que se reune en el golpeado Madrid. En Madrid no sabemos si ha sido vasco.
Las muertes hermanas, las muertes que comparten camino con nosotr@s. Es el petróleo su negra estola, y es el asfalto su rail. La vida es la estación de Atocha, y hasta ella llega, como hasta tantos otros sitios y seres. Y nosotr@s somos parte de la vida, acogemos terremotos, bombazos, y tantas otras cosas. Y nos volcamos en cuidar, sanar, reconstruir, y la vida sigue, pero sabemos que nuestra suerte también es la que elegimos. Es por esto que lo que hacemos es la política extendida, en un somnolente latir de asociaciones y vida civil.
En Alhoceimas las asociaciones de la vida civil y el despliegue militar policial acompañan el dolor y el miedo de l@s rifeñ@s, y muchas personas han muerto sin poder haber sido rescatadas en una sociedad atrapada por su propia democracia formal. La gente joven articula el reparto de la ayuda a las aldeas diseminadas, y acompañan y acumulan el recuento de l@s muert@s. Aquí escuchamos de la espiritualidad de la respuesta en el momento de las personas presentes en la estación de Atocha, y en la jornada de velación y dolor. Estamos teniendo mucho dolor. Es conocido de Galicia, de Aznalcollar, y posiblemente pronto hubiera podido destrozar Casabermeja y Alozaina*. Allí en verano en los trigales les atan los cuernos al diablo en festejación de la cosecha, y por aquí lo mismo hubieran querido poner una autopista de peaje desde Bruselas a Marbella. Pero éste es un dolor futuro.
En esta nuestra democracia formal elegimos la lista de las personas que vigilarán a nuestros ejecutores, otras latitudes no tenemos ni esa suerte. Y no sólo las elegimos, sino que también nos presentamos, como candidat@s. E imaginamos maneras de como mejorar las cosas, y las intentamos escribir, debatir, extender. Esto a veces es grave, cuando escapa del sueño y del manto de acolchado de la comodidad. Pero sobre todo confrontamos, una guerra, una presa, un desalojo. Y nos quedamos fuera de este mal circo de poco pan y nos extrañamos mirándonos, preocupad@s de nuestra salud mental, nuestra salud pública.
Estamos forzándonos a madurar y quiera alá que así sea.
(*) Creo que quise decir Almogía (glubs)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario