Un futbolín en un instituto. Fotos colgadas en las paredes, además de dibujos, uno copiando a una famosa cenefa de Escher. Sólo una chica en el taller de software libre. Un autobús urbano para llegar entre las distintas sedes. Café y bollos de "gorra" (todavía no les he hincao el diente). Venta de muchos libros. Algunos sobre la CNT y la revolución española. Todo en alemán.
Sentad@s en círculo unas nueve personas, sólo habla el colegón. No entiendo su chapa pero por las palabras que pillo me la imagino un poco. La chica inquiría sobre la profundidad del cuestionamiento del capitalismo en el software libre. Pena que se fue antes del final del acto, antes de que yo preguntara. Después la vi en el almuerzo perfectible. Evidentemente pasó de mí, como tod@s entre nosotr@s. Mis comentarios, tras disculparme por no entender el alemán, fueron tres: la cuestión de las actualizaciones permanentes, que se ha contagiado al software libre; la barrera entre usuari@s y desarrollador@s; y la cuestión de los "avíos duros" (hardware) con el referente del Coltán. Hubo cuatro personas que aguantaron hasta el final del acto. En inglés asintieron y participaron del debate. El ponente hizo lo suyo, lo que hacen l@s ponentes. La incomunicación parcia. Parcialmente darse por enterado. Otro de ellos sin embargo se afiló más, preguntó si creía que el software libre podría alargar los ciclos de vida de los equipos. Así sea.
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