Ayer en Viena se midieron las fuerzas el catolicismo de la Parroquia de María Auxiliadora contra la manifestación pro-legalización de la Marihuana. La calle comercial por excelencia de la antigua ciudad romana (Viena era Vindobona), tiene en su mitad una placita con iglesia y estatua de músico con violín.
La manifestación pro-legalización de la Marihuana trajo ayer tres sistemas sonoros (en inglés sound-systems) montados en camiones trailers dos de ellos y uno en una gran furgoneta. No sé cuantos vatios pueden tener pero metían caña. La música también era buena. Atravesaron Viena con una pedazo de fiesta.
Explorando el despliegue policial anterior a la cabecera me encontré con la placita frente a la parroquia. Una banda familiar local tocaba música integrista cristiana. La niña menor portaba un retrato enorme en blanco y negro de una cara de niña de algún remoto martirio. Tod@s sonreían y cantaban mientras uno de los dos curas en sotana de faldas tocaba ¡una trompeta!
La música me sorprendió. Eran muy buen@s.
La letra decía algo así como "Fuego del Señor, ¡cae sobre nosotr@s!"
La tercera sorpresa fue al preguntarme sobre su "sistema sonoro". No se veía mesa, solo unos altavoces bien pequeños, como cajas de 50x50x50 cms, en una sola pareja sobre un tripode fino y alto. Con eso y con micrófonos inalámbricos conseguían llenar de sonido limpio la placita.
Mi empanada emocional oscilaba entre el desgarramiento de anticipar como los camiones fumetas atropellarían esa burbuja de paleofamiliaridad, hasta mi deseo de darles panfletos de la próxima manifestación del 15 de octubre. La verdad es que no se dejaban. No paraban de cantar y de sonreir a la manera convencida de a quien le viene el martirio.
El tercer "sistema sonoro" del que quiero hablar lo ví un día antes. En Viena hay un lugar retratado en su momento por la cinematografía. Orson Wells rodó en "El Tercer Hombre" el parque de atracciones en la temprana post-guerra. El "Prater" sigue allí, y en él se celebró un día antes la "Zona Libre de Racismo". Las militancias verde y comunista, y los colectivos de solidaridad desplegaban un tingladillo reducido, especialmente en comparación con las dimensiones de la explanada. Un cruce de trenes y coches, y claro, de peaton@s. La sonorización de este acto contaba un una gran mesa de sonido a la espalda de una pequeña tarima a modo de escenario. En ella se sucedieron "debates" y musica austríaca de variado pelaje. La presencia inmigrante oficial fueron dos adolescentes tardíos somalíes integrados en la sociedad austríaca. El sistema de sonido contaba con dos columnas de medianotas a pequeñas (según con qué se comparen), de unos 100x60x50 cms. Y aún así era insuficiente. No llenaba el espacio el sonido, al ser fundamentalmente abierto. Y el debate solo podía seguirse si estabas en la misma olla.
Mis conclusiones cara a la manifestación de dentro de dos semanas:
O estar en la olla, o tener una iglesia detrás, o conseguir los camiones.
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