intuir y recordar que las costas de la provincia de Málaga han
recorrido un cierto camino, y que en él pierden biodiversidad, paisaje
y arraigo en la cultura. Las ciudades costeras de ésta y de la otra
orilla bañan su historia en la noche de los tiempos, y han conocido
presencias e influencias de imperios e incluso los han sido. En los
últimos siglos la subsistencia ha hecho del mar y de la costa una
fuente de vida y de trabajo. Pero actualmente el ecosistema marino se
encuentra agredido. Los ríos que descargan los restos de vida que
arrastran, han sido interrumpidos y canalizados, embovedados y a veces
envenenados. Las playas en las ciudades tienen luminarias que
presagian que no vuelvan a anidar en ellas las tortugas bobas o las
focas monjes de este mediterráneo antiguo. En la Ciudad de Málaga
tiene su sede la Demarcación de Costas de Andalucía Oriental. Su
ingeniería asume que la recarga periódica y la compartimentación de la
costa representa de alguna manera el tratamiento habitual, poniendo la
dorada alfombra al pie de las edificaciones, como un coste de
mantenimiento de la industria turística y de la suburbanización. Las
costas de la provincia continúan siendo endurecidas con hormigón y
edificaciones, y emblemáticamente el ayuntamiento de Málaga edifica
"chiringuitos" en serie con materiales de obra, en el paseo marítimo
que ha desestabilizado las playas de Huelin y la Misericordia. Las
personas entre tanto seguimos llegando al mar como podemos. Los
puertos en su crecimiento sacan del centro de las ciudades sus
prolongaciones no ya para abrigo sino a masculinidad, y siguen
enrejados, vallados, vedados. Las playas preferidas son a distancias
de coches, de autobús, de bicicleta. Nos bañamos, nadamos, buceamos y
vemos las medusas y los plastiquillos, la nata, las algas y los
cangrejos. Por aquí tenemos un sitio que se llama los Baños del
Carmen. Como pastilla urbanística es un tanto paradójica. No
conseguimos esclarecer su clasificación. A los proyectos
institucionales en ciernes les sale una cierta interpretación de que
es suelo urbano, lo cual es extraño al caminar por él, puesto que
parece totalmente una playa. Más concretamente si caminas desde
Pedregalejo a poniente una masa forestal foránea da sombra a una playa
de pedregal donde a veces se encuentran caminos de arena para poder
hacer pie cómodo. Este bosque y esta playa son parte de lo que la
tendencia actual amenaza. Paseos marítimos duros, escolleras y arena
artificial. Para ponerle campo al aprovechamiento. Pretendemos
sustituir esta ingeniería oscura, para destruirla. Es por ello que una
actuación de recuperación natural es posible y lo deseamos, en el
litoral andaluz como en los Baños del Carmen.
Fali Doblas Arjona, Salvador Espada Hinojosa, Inmaculada Sánchez
Sevilla, Mercedes Schargorodsky
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