nuestro problema es que no generamos ilusión, ni por supuesto, discurso económico propositivo. Izquierda Unida y los sindicatos, mayoritarios o no, están atrapados por la falta de alternativa al desarrollismo. En las últimas europeas escuché a Willy Meyer apoyando a la industria del automóvil. Las agresiones actuales al régimen laboral no son más combatidas por la atmósfera de pesadez y complicidad.
Lo suyo sería una apuesta detallada por:
la agricultura ecológica de circuito corto, la bicicleta y el tren convencional, el decrecimiento urbanístico, la recuperación de los caladeros pesqueros, el transporte colectivo a todas partes todo el tiempo y con precios ínfimos, la reutilización de todas las tecnologías obsoletas para ahorrar en nuevos equipos, el parto en casa, los jardines comestibles, la separación de aguas grises y aguas negras y su tratamiento a la menor escala posible (en cada casa, o en cada bloque, o en cada manzana), el compostado (en iguales términos), la autoproducción y libre intercambio de cultura, la participación empoderada en el proceso de toma de decisiones.
Mientras no tengamos "ilusión" y arrastremos los pies, quejos@s, y a falta de discurso... bienvenida sea una Copa del Mundo, sustituta educada de aquellas guerras.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario