Salvador Espada Hinojosa
Candidato
en las primarias de Podemos a las elecciones europeas de 2024
tw:
@feministo; mastodon:@feministo@wien.rocks; web: salvae.net
La Unión Europea somos unas cuatrocientos cincuenta millones de
criaturas humanas con un pasado, con un presente y esperemos que con
un futuro. Los veintisiete estados que la componemos andamos juntando
comprensión mutua a lo largo de las décadas y de los siglos para
dejar atrás ese pasado de guerras y cainismo en el que yo te robaba
la tierra, el abrigo o el sustento, tan solo por que puedo, y por que
es el mandato divino.
El Parlamento
Europeo no tiene en la actualidad poder decisorio claro. No decidimos
allí ni lo que pasa con nuestros ríos y nuestras costas, ni lo que
hacemos en Palestina o en Ucrania, ni el si llevamos los regímenes
fiscales a lo que Franklin Delano Roosvelt hiciera hace ya casi un
siglo en Estados Unidos de América del Norte, o a lo que Clement
Atlee en los 1950s en el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda
del Norte. Somos cuatrocientos cincuenta millones de criaturas
humanas que todavía no decidimos conjuntamente de forma expresa lo
que marca nuestras vidas, y lo que pueda hacer si nuestras
generaciones futuras tengan cómo vivir dignamente.
Esto pasa en un
planeta que no está mucho mejor. El continente africano no tiene
muchas democracias, tampoco tiene unas condiciones materiales
mínimamente dignas. Esto es por acción nuestra, del norte global.
En Asia la cosa es más variopinta. Hay avance material en grandes
regiones, la gente puede que esté accediendo a niveles de vida más
aceptables. El “Nuevo Mundo”, al otro lado del charco, y
especialmente al sur del Río Grande (ese otro Guadalquivir), nos da
luz en muchas cosas. El comunitarismo allí sigue arraigado en muchas
culturas y el buen vivir nos puede sacar de nuestro camino suicida de
la crematística. La humanidad avanza en determinadas cosas, en
determinados sitios. Y nuestra acción desde la Unión Europea tiene
mucho efecto en ello. No es lo mismo si el coltán que utiliza el
ordenador portátil desde donde estoy escribiendo esto es extraído
en condiciones de esclavitud infantil que si ocurre en un marco de
comercio justo.
Mis líneas de
trabajo cara al Parlamento Europeo son:
1) Justicia en el
espacio y en el tiempo. Transicionaremos a un comercio estrictamente
justo, especialmente con África. Para esto se aflorarán las
externalidades y se cesarán los incentivos perversos a lo
expresamente maléfico (p.ej. el combustible de los aviones no paga
impuestos, representando una competencia desleal al tren convencional
y una subvención encubierta).
2) Inclusión y
profundización de la compresión mutua. Abordaremos el melón de
tener un sur europeo vivaz y un centro y norte estrictizantes,
fueraparte de un este recién incorporándose con sus cosillas y con
una guerra en Ucrania. La calidad humana y la calidad de las
relaciones humanas es lo que nos puede hacer dejar atrás la miseria
del recientemente fallecido ministro de finanzas alemán que empaló
a Grecia en 2015.
3) Emancipación
geopolítica desde un pacifismo sofisticado y con un multilateralismo
militante. Las armas nucleares amenazan a la humanidad desde hace ya
demasiado tiempo. Unas Naciones Unidas plenamente democráticas, con
elección de su Secretariado General por sufragio universal, en un
planeta de democracias plenas, serían el custodio ideal en régimen
de monopolio exclusivo de las capacidades nucleares militares. El
maletín nuclear de Francia (único en la Unión Europea tras la
salida de Reino Unido) es el tótem del que no hablamos. Con una
crisis ya insultantemente evidente en las gráficas de las
temperaturas del mar y del planeta, no se puede surfear una
remilitarización por muy lucrosa que sea para quienes macabramente
acuñan las herramientas de la producción de destrucción. Ha de
pararse el militarismo, pero hemos de emanciparnos del hermano mayor
estadounidense, y adquirir capacidad de defensa propia y acuñar
colectivamente nuestras propias doctrinas geoestratégicas,
conscientes de nuestro pasado sucio y compensando su carga.
4) Habremos de
continuar abordando lo de la “impecabilidad cognitiva”. Galileo
se la jugó con lo de “y sin embargo, se mueve”, y aquí seguimos
medio milenio después sin saber quien atentó contra los oleoductos
NordStream, o sin que hayan habido consecuencias proporcionales con
el fraude del diesel de la Volkswagen. Tenemos secuestrada en gran
parte la capacidad cognitiva colectiva, y pagamos un gran precio por
ello. La lucha de la humanidad por emanciparnos de esas cadenas
intencionadas de control de la voluntad colectiva, tiene gran cuerpo
en nuestro continente. Las recetas son claras pero inconcebibles. Se
ha de ejercer un cuidado colectivo de lo que circula, y como con el
pescado, identificar lo podrido, y arrojarlo rápidamente al
contenedor para que no infoxique. En la Ciencia en su mejor acepción
lo hacemos, con diálogo sereno, con escucha y mente abierta y
crítica, y con conciencia crítica especialmente hacia la postura
propia. Basta de no poder esclarecer cosas y que se queden sepultadas
por la avalancha amnésica interesada de los escroles infinitos.
5) No puede ser que
la gente no tenga acceso a los documentos de negociaciones de
acuerdos entre Estados Unidos de América del Norte y la Unión
Europea. Ahí se decide si tenemos sanidad universal o si se lucran
con nuestras muertes. Nada es tan razón de estado como para que el
último eslabón de la sociedad no pueda entender si quiere los
elementos de juicio para las decisiones por endiabladas que sean.
Necesitamos una participación profunda generalizada, por intensitas
que seamos las personas participativas y por dispares que sean los
ángulos de partida. La tecnología lo posibilita, en Wikipedia se
consensúa diariamente todo, en todos los idiomas a la vez. La
Comisión Europea ha de abrir más al Parlamento su proceso de toma
de decisiones, y éste al pueblo.
¿Cuál es la
perspectiva feminista en mi propuesta de líneas de trabajo?
El feminismo aporta
una visión imprescindible sobre la dominación, sobre la opresión,
sobre la discriminación y sobre la distinción. En el feminismo de
la igualdad aprendimos a rescatar de quienes acaparan los privilegios
eso que nos robaban y que es nuestro, la igualdad de oportunidades,
la igualdad ante la ley, la igualdad cotidiana empoderadora. Con el
feminismo de la diferencia redescubrimos lo poderoso de cada
principio del que bebemos y al que tenemos plenitud de acceso cada
persona. Podemos desarrollar un esfuerzo físico duro y podemos
ejercer una sensibilidad delicada. Todo está en nuestra paleta de
colores y el cuadro es nuestro para pintarlo a gusto. Ahora además
abrazamos la diversidad que va más allá de ofertas simplificadoras
a lo descripción binaria, a lo maniqueo. No somos o vertical o
horizontal, no somos o arriba o abajo, somos quienes recorremos tras
mapear el espacio todas sus dimensiones de nuevo a gusto propio, con
empatía sobre ello. Abogo por un feminismo de fondo, y por una
superación de reproducciones del daño, incluidas la banalización y
dilución de términos, y las dinámicas grupales de gregarismos no
garantistas. Hemos de hablarnos y escuchar las diferencias.
En
Viena (Austria), a 7 de Enero de 2024
Candidatura